Asturias, en algún lugar de Oviedo.
Nochebuena de cualquier año atrás.
20:00 horas.
– Covi, escribe la felicitación navideña.
– Ya voy.
20:30 horas.
– Covi, escribe la felicitación navideña.
– Ahora mismo.
21:00 horas.
– Covi, escribe la felicitación navideña.
– Jolín, mamá, todos los años igual, por qué siempre me haces lo mismo.
– Porque te pagué la carrera de periodismo.
– … Dame el lápiz y el papel.
Sí, se ha convertido en un hábito.
Todos los años mi madre y yo tenemos la misma conversación y todos los años me enfrento al reto de escribir esa felicitación navideña que inspire y enternezca a todos por igual. Un rollo.
Inciso: no soy para nada antinavideña, para más guasa, la Covita se plantó en este mundo un 24 de diciembre. Desde hace dos semanas llevo puesto un villancico en la cabeza.
Por favor, abstente en los comentarios de hacerme la broma de «vaya noche que le diste a tu madre».
Si obviamos la fe ciega de mi madre en mí, es difícil escribir una felicitación navideña que impacte.
Por un lado, todos estamos invadidos por anuncios navideños. En la tele, en la radio, en las revistas, en las tiendas, en las calles, en los autobuses, en las redes sociales, en el whatsapp… construir un mensaje que destaque entre tanta «competencia» es una tarea ardua.
Por otro lado, no estamos hablando de un mensaje cualquiera.
Estamos en Navidad, la época de los sentimientos más entrañables.
Piénsalo, estamos en el momento de los nuevos propósitos, de las ilusiones, van a venir los reyes magos y hasta tu hijo que vive en la Ponia aparece por sorpresa en plenos entrantes de la cena de Nochebuena.
No tenemos que escribir un mensaje cualquiera, tenemos que escribir un mensaje que inspire, que emocione.
Menudo reto ¿no?
Pues tú y yo, aquí y ahora, vamos a escribir una felicitación navideña.
«Ehh, ehh, no vale marcharse ahora».
«Cobarde… …».
[toc]
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Es una frase un poco trillada, pero eso no le quita realidad. Siempre será más sencillo que crees cuatro o cinco mensajes distintos, uno para cada grupo, que un mensaje genial para todos.
«Ahh que tú eres CocaCola. Bueno, hombre, haberlo dicho antes. Encantada de conocerte».
Divide a las personas que vas a mandar mensajes en grupos.
¿Listo? Seguimos.
Ya lo vimos en el post acerca de la viralidad, si queremos un mensaje que impacte tenemos que tocar las emociones del personal.
Veamos con que podemos jugar:
¿Habéis visto este anuncio alemán? Esto si que es atizar a las emociones.
Vamos a asignar a cada grupo la emoción que queremos hacer reaccionar en ellos.
En mi caso:
Vamos allá.
Como este apartado es más largo te hago un pequeño esquema:
A. Crea una historia.
B. Aprovecha una historia.
1. Crea una historia
Está más que demostrado que una buena historia encierra poder. Es algo innato, en cuanto tenemos la sensación de que nos van a contar una buena historia, nos quedamos embelesados.
Genial, ¿no?
Sí, pero hay un problema.
Crear una buena historia es difícil.
«¿Quieres intentarlo?»
¡Ole, me encantan las personas valientes!
Lo primero es tener muy, muy claro cuál es la emoción que quieres transmitir. Y si la puedes especificar mejor.
Vamos con un ejemplo:
Quieres transmitir ilusión a tu familia.
Pregúntate: ¿Por qué? ¿Por qué has escogido precisamente esa emoción con ese grupo de personas?
«Porque ha sido un año malo por…», «Porque ha sucedido esto..».
Tener claro lo que queremos decir siempre facilita la construcción del mensaje.
Tu vida es tu mejor historia: Recuerda situaciones que hayas vivido con esas personas. Momentos en los que quizás se haya invocado esa emoción.
Lo importante es localizar un momento entre tú y ese grupo de personas que fuese especial, emocionante. Con emocionante no me refiero a emociones buenas, si no a momentos de mucha emoción. De hecho, con una recuerdo negativo también puedes construir un mensaje positivo.
¿Por qué buscamos recuerdos?
Si basas tu mensaje en un recuerdo, la persona al volver a evocar esa situación, sentirá de nuevo esa emoción.
Solo tendrías que contar lo que sucedió y al final, una frase de remate.
Te doy ejemplos:
Mensaje a la familia:
Recuerdo: hace poco o en ese año, ha nacido un niño. Narras la llegada al mundo del bebé. Si hay peripecias, mejor que mejor.
Frase de remate: Todavía recuerdo la ilusión de nuestra cara al verle. Todavía no se nos ha borrado. Ni lo hará nunca. Gracias por compartirlo con nosotros. Feliz Navidad.
Mensaje a tus amigos del equipo:
Recuerdo: un partido de fútbol y os metieron una goleada. Narras el partido. En estos casos, la épica siempre da un buen toque.
Frase de remate: menuda paliza nos metieron. Menuda patada a la autoestima. Pero lo que nadie nos podrá quitar son las cervezas en conmemoración de la derrota. ¡Grande equipo! Feliz Navidad.
Busca un buen recuerdo y lo tendrás hecho.
Además, estás generando sensaciones de este tipo:
«Cova, no se me viene a la cabeza ningún recuerdo».
No pasa nada.
Tu vida y tus experiencias siguen siendo tu mejor arma. Solo céntrate en buscar un recuerdo que te inspire emoción.
La única diferencia con el punto anterior es que tienes que buscar como relacionar esa historia con esas personas.
No es difícil.
Retoma el ejemplo del partido de futbol donde fuiste goleado. Esta vez el mensaje va a ser para tus compañeros de trabajo. Ni siquiera tenemos porque saber si les gusta el futbol o no.
Narras el partido.
Unión: Ese día me sentí hecho polvo. Parecía que tenía dos pies izquierdos. ¿Pero sabes qué? Al acabar el partido, salimos a celebrarlo. La derrota dolía menos estando todos juntos, riéndonos de nosotros mismos.
En la oficina también nos meten goles, inclusive, en ocasiones nos meten una buena tunda. Pero como en el partido, lo mejor, es que estamos todos juntos para seguir adelante. Gracias y Feliz Navidad.
Lo de menos es el partido, si no que esa situación hace que las personas se identifiquen, sientan lo que tú sentiste.
«Cova, no me veo escribiendo algo así».
¡Tranquilidad!
La Covita siempre tiene un truco para ti.
Si no tienes una historia propia que vincular a esas personas, tendremos que encontrar una.
¿Cómo?
Aprovéchate de historias que ya sepas que funcionan.
¿Viste el anuncio alemán?
«Aishh, venga anda, ponlo ahora que te espero. Si es que tengo que tener una paciencia».
Brutal, ¿no?
Esa historia funciona sí o sí.
Por suerte para nosotros, vivimos en la época de la tecnología y en casi cualquier formato que enviemos nuestro mensaje se puede agregar un vídeo, una canción o una foto.
Imagínate que elegiste ensalzar en un grupo (me imagino que con tu familia) los valores familiares. Ese vídeo podría ser ideal para ti.
Imagina este mensaje.
Observa esta historia:
El vídeo
Por suerte, a ti te tengo cerca siempre.
Gracias por estar ahí. Feliz Navidad.
El vídeo lo ha hecho todo. Tú solo tienes que poner el remate. Ya has visto que con dos líneas es suficiente.
Une un vídeo que transmita la emoción que tú deseas. En YouTube hay millones de vídeos, investiga.
Ojo, cuidado con usar vídeos virales de otros años, puede dar la sensación de que mandas cualquier cosa o que te importa tan poco el mensaje que mandas uno de otro año.
Como decía antes, por suerte; ahora podemos transmitir casi cualquier formato de manera fácil.
Las fotos son un recurso muy útil. De hecho, aunque la felicitación sea por escrito, añade siempre una buena imagen.
Como en la versión escrita, la foto dependerá de a quién va dirigida esa foto y lo que pretendes transmitir.
Fotografíate a ti de Santa, disfraza a tu perro (pobres sirven para todo), ponle un gorrito al jamón…
Si no quieres salir tú, siempre te quedarán los bancos de fotos gratuitos (en este post tienes varios).
Y si ya eres multimedia del todo, grábate. Saca al youtuber que tienes dentro.
Un año me planteé grabarme cantando a «A Belén va una burra rin rin, yo me remendaba, yo me remendé».
Por suerte para todos, se me quitó pronto de la cabeza.
Vamos, lo que quiere mi madre. «Déjate de monsergas y escribe una felicitación navideña bonita».
Menuda presión.
En estos casos es cuando oirás decir: «Sí mujer, sé original y ya está».
¿Se venderá la originalidad en cápsulas? ¿Habrá una tecla en el cerebro para activar el modo original?
Me repatea que la gente piense que la originalidad es algo sencillo y que surge de la nada… pero no me voy a poner quejona.
«Houston, estamos en un aprieto, no se me ocurre nada».
Por desgracia, en estos casos, la inspiración no suele presentarse. «Será mala pécora».
Escribe un mensaje normal, el clásico de toda la vida. Al final, más o menos todos queremos transmitir a los demás lo mismo.
Todos queremos un mensaje para decirle a esa persona que es Navidad, que te has acordado de ella y que le deseas lo mejor.
Por ejemplo:
«Me imagino que al igual que tú, estoy rodeada de familia, polvorones y copas. Pero era imposible no acordarme de ti en estas fechas. No te voy a contar nada nuevo, solo que espero que estés feliz y que sabes que puedes contar conmigo para dar más guerra el año que viene. Feliz Navidad».
Esas cuatro líneas me han salido después de estrujar la cabeza 5 minutos. Sí, es simplón, muy típico y transmite lo mismo que una acelga, pero ya es algo.
El primer mensaje que escribas será un topicazo, no te gustará, pero ya tendrás unas líneas escritas y eso te relajará.
Desde ahí empieza a trabajar cada frase, pero siempre con la idea de lo que quieres transmitir.
¿A que no me equivoco si te digo que estás rodeado de familia, polvorones y copas?
Yo me he escondido un rato. Ha sido quedarme sola y empezar a recordar todo lo que ha pasado este año. Imposible quedarse con una sola cosa.
Pero sabes qué. En muchos de esos recuerdos aparecías tú.
Gracias por estar ahí. No hoy, sino siempre. Feliz Navidad.
Bueno, ya va pareciendo otra cosa ¿no?
Tu mensaje también mejorará cuanto más lo trabajes. No desesperes. La primera versión siempre es mala.
Consejos:
Y si aún así, no se te ocurre nada, no caigas en el error de mandar algo muy enrevesado. Siempre es preferible algo muy simple, pero sincero.
«Espero que disfrutes de estas fiestas con tu familia. Solo quería que supieses que me acordé de ti. Feliz Navidad».
¿¿ Ya tenéis preparada vuestra felicitación navideña ??
Estamos en Navidad, sé generoso y ayúdame a compartir este artículo. Los Reyes Magos te recompensarán al ver que has sido bueno.
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Cova says:
Hola a todos!
Quizás, ahora estés diciendo que hace Cova comentando su propio artículo…
Sí, tienes razón, no es muy normal.
He querido aprovechar este espacio para deciros que este va a ser el último artículo de este año.
Me planteaba escribir el jueves, pero el jueves en Nochebuena. En un día como tal, además de a los que les toque trabajar, lo normal es usar ese día para disfrutar. Por tanto, no le he visto mucho sentido.
En relación a la semana que viene voy a ser sincera. Los comentarios que me habéis hecho en el post de «Errores y aciertos» me ha hecho reflexionar.
Creo que tengo que dedicar una semana a organizarme y a definir bien lo que quiero hacer. Y así, empezar el 2016 con más fuerza.
No obstante, cualquier cosa ya sabéis que me podéis escribir en cualquier momento.
¡¡Felices fiestas!!
Un saludo fuerte
Cova